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martes, 2 de octubre de 2012

Elemental, mi querido Watson


File:Statue of Sherlock Holmes in Edinburgh.jpg
Estatua de Sherlock Holmes en Picardy Place en Edimburgo, lugar de nacimiento de Conan Doyle
 
Hace unos días, fui con unos amigos a Chile a comprar una heladera para uno de ellos que le costó aproximadamente un tercio de lo que cuesta en Argentina, incluyendo en la cuenta los  los impuestos y gastos de viaje y el famoso 15% adicional por compra con tarjeta de crédito. En lo personal, fui a comprar un lavarropas ya que el que compré hace dos años fabricado en mi país, se ha roto tantas veces que el tipo que los arregla me recomendó cambiarlo y dejar de pagarle por la cantidad de arreglos.
 
Claramente, aprovechamos para comprar otros bienes consumibles menores que no sólo están a mejores precios en el vecino país, sino que tampoco se consiguen en Mendoza, como protectores solares y algunas cremas.
 
Nos detuvimos en la plaza de un poblado entre Los Andes y San Felipe y nos pusimos a hablar con una mujer que pasaba caminando, quien nos contó de su sobrina que estaba en pareja con un argentino que trabaja en una empresa de transporte de pasajeros y que él lleva cigarrillos a Chile para vender y ella lleva televisores hasta Uspallata y por ese "trabajo" le pagan $50.000 chilenos, unos $500 argentinos o un 30% o 40% más si pensamos en el paralelo. Todo esto, claramente, por la vía legal vigente a la fecha.
 
Al llegar a la aduana de retorno a Mendoza, la cola tenía unos 20 vehículos, todos cargados con televisores de 30 pulgadas para arriba, cocinas, heladeras, muebles, etc. Parecía una mudanza. De pronto llega un omnibus y empiezan a bajar televisores en cantidades importantes. Llegamos a contar 30 de un sólo vehículo. 
 
 
 
Hablando con los pasajeros, nos comentan que pagaron unos $250 argentinos por persona y pasaron hasta el control de Gendarmería de Punta de Vacas donde un gendarme les revisa el vehículo y al no coincidir los pagos con la cantidad de televisores, los mandaron de vuelta a Horcones a regularizar la situación, aunque al momento de emparejar bienes con personas, sobraban televisores y faltaban personas.
 
Esta mañana comentando la situación con una persona que trabaja en la AFIP-DGA, me indica que preste atención al texto del régimen de equipaje. La Resolución General ANA Nº 3751/1994 del 29 de Diciembre de 1994 (vigente) define a equipaje como "Los efectos nuevos o usados que un viajero, en consideración a las circunstancias de su viaje, pudiere destinar para su uso o consumo personal o bien para ser obsequiados, siempre que por su cantidad, naturaleza o variedad no permitieren presumir que se importan o exportan con fines comerciales o industriales." Sin embargo, la página web  de la AFIP-DGA http://www.afip.gov.ar/turismo/equipaje.asp hace una pequeña diferencia en los términos de la definición de equipaje, definiendolo como "Son los efectos nuevos o usados que un viajero, en consideración a las circunstancias de su viaje, pudiere razonablemente utilizar para uso o consumo personal o bien, para ser obsequiados, siempre que la cantidad, calidad, variedad y valor no permitieren presumir que se importan o exportan con fines comerciales o industriales." Agregar el término razonablemente, deja lugar a cierta arbitrariedad sobre qué es razonable ya que no lo define y según la RAE significa "arreglado, justo, conforme a razón" o bien "Mediano, regular, bastante en calidad o en cantidad".
 
Sherlock Holmes hacía hincapie en los detalles, se centraba en los métodos de la lógica y los poderes de observación y deducción. Los invito a hacer lo mismo y sacar sus propias conclusiones.
 

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