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sábado, 19 de mayo de 2012

La expropiación, Prometeo y la caja de Pandora

 Prometeo, de José de Ribera (c. 1630).
Wikipedia: La Expropiación es una institución de Derecho Público, que consiste en la transferencia coactiva de la propiedad privada desde su titular al Estado, mediante indemnización, concretamente, a un ente de la Administración Pública dotado de patrimonio propio. Puede expropiarse un bien para que éste sea explotado por el Estado o por un tercero.

Creo que el gran tema es el alcance o validez de los fundamentos del Estado para hace uso de esta institución. Así, cuando el Estado entiende por ejemplo que es necesaria una autopista que conecte dos puntos de su territorio o en la Mendoza reciente, la ampliación o creación de la Reserva Divisadero Largo, utiliza este instrumento y la sociedad lo acepta en su conjunto como positivo ya que ve un claro beneficio para todos aquellos que quieran transitar de manera más eficiente en el primer caso o disfrutar del paisaje y cuidar la flora y fauna autóctona en el segundo. 

Ahora bien, cuando el fin último del objeto a expropiar determina que puede haber discriminación en el consumo o uso del bien expropiado, por algunos o muchos miembros de la sociedad, la cosa no está tan clara para mí y como decía mi profesora de Microeconomía II, Ana María Claramount, se nos puede empezar a empiojar el asunto.

Supongamos que el bien a expropiar es una propiedad rural y se fundamenta el uso del instrumento en que, por ejemplo, no se encuentra en explotación por el motivo que sea y la misma será otorgado a un tercero bajo algún fundamento para que haga uso de la misma. Claramente los considerandos pueden ser interesantes, socialmente aceptables o al menos entendibles. Ahora bien, el tema es una vez que abrimos esta puerta, ¿quien dice cuando la cerramos?

Hoy se está hablando de expropiar una propiedad perteneciente a un Sr. X para dársela en explotación a un Sr. Y, aduciendo que no podemos justificar tierras inactivas, abandonadas y con derecho de agua. No hay ruta de por medio, no hay parque, no hay seguridad nacional, ni escuela, ni nada de uso público general, sino que se le expropiaría a un privado para que lo explote otro. Ahora bien, mañana, se le puede ocurrir al Estado, expropiar por ejemplo una propiedad horizontal o una casa de fin de semana para que la utilice una familia que no tiene hogar aduciendo que no podemos justificar la existencia familias viviendo en condiciones precarias habiendo unidades habitacionales inactivas y con todos los servicios públicos en la puerta.

Para muestra, sólo un botón, presten atención a los fundamentos de estas expropiaciones:

Dicen que Prometeo fue un titán, gran benefactor de los hombres y les ayudó a éstos a engañar a Zeus, razón por la cual el gran dios les quito el fuego. Luego Prometeo subió al Olimpo, robó una tea de fuego al carro de Helios y se lo regaló nuevamente a los hombres. En venganza, Zeus les ordenó a los dioses que hicieran una mujer que fuera capaz de seducir a cualquier hombre. Así, Hefesto la modelo perfecta de arcilla, Atenea la vistió con galas y Hermes le dio la facilidad de seducir y manipular. Zeus le dio vida y la mandó con un regalo a la casa de Prometeo, pero éste que vivía con su hermano Epimeteo y según las malas lenguas un poco tonto, le advirtió que no abriera ningún regalo de los dioses. Prometeo no se deja seducir por la bella Pandora pero Epimeteo no pudo con ella y la hace su mujer.

Un buen día, Pandora abre la caja que contenía todos los bienes y desgracias del mundo. Los bienes volvieron a los dioses y a partir de ese día, los hombres sufren todos los males que nos aquejan, salvo por un detalle. El ánfora se cerró justo antes de que la Esperanza fuera liberada, por lo tanto, en adelante, Pandora fue la guardiana de la Esperanza y la mantiene en la caja para que sea la última gracia que perdamos los hombres.

Que así sea.

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