El concepto de industria naciente,
es usado habitualmente para justificar cierto grado de proteccionismo. Se
fundamenta en que las actividades productivas de baja escala necesitan cierta ayuda
para igualar tecnologías con las de las economías más desarrolladas y así,
luego de un tiempo, poder competir en el mercado. El mayor problema es que la
decisión del tiempo de protección, qué industria proteger y con qué
instrumentos, es absolutamente discrecional y más allá de la buena intención,
difícil de obtener los resultados deseados, más cuando la competencia en la
industria en cuestión ya está madura.
“Durante la década de 1980 Brasil aplicó un
estricto control sobre la importación de computadores extranjeros en un
esfuerzo por crear su propia industria naciente de computación. Esta industria
nunca maduró; la brecha tecnológica entre Brasil y el resto del mundo se
ensanchó, mientras que las industrias protegidas simplemente copiaban
computadoras de baja gama extranjeras y los vendían a precios inflados.”
Estuve
tres semanas sin poder usar mi netbook. Mi hijo menor en su locura por ver y tocar todo, desarmó literalmente
la ficha que alimenta la netbook dejándola incrustada.
La
solución: ir a un representante autorizado de la marca de mi netbook y
preguntar cómo se arreglaba y cuanto me iba a costar el asunto.
Pensando que se trata de una máquina ensamblada o fabricada en Argentina, esto
no debería ser algo costoso.
Primer
sorpresa: Me indican que hay que cambiar el cargador y que del mismo no hay en
stock en Mendoza, que llega en unos 10 días y que el precio es de
aproximadamente $500 (unos cien dólares, para no entrar en discusiones sobre
cuánto vale el dólar hoy en Argentina). Me pareció algo exagerado, más para una
netbook que nueva vale 2500 pesos, no me parecía lógico que el cargador costara
el 20%.
Me
dediqué a recorrer todas las casas de computación y afines buscando un cargador
“alternativo” y tan chino como el “original”, cuyos precios rondan los 200
pesos y en su mayoría tienen una serie de fichas alternativas que son compatible con todas las netbooks, notebooks y demás aparatos
electrónicos.
Segunda
sorpresa: La bendita ficha de mi netbook no está disponible en ninguno de los
cargadores alternativos. En serio, en ninguno.
Con
la tranquilidad de estos momentos, me acordé casi sin querer de un viejo local
que se encuentra en calle Lavalle de la ciudad de Mendoza que arreglan cualquier cosa
electrónica desde hace más de 30 años, según me dirá luego el dueño. Hago memoria y
recuerdo haber pasado infinitas veces por la puerta y que pensaba como hacían
para vivir estos locales y enfrentar los avances tecnológicos y el
abaratamiento de los nuevos productos.
El
cartel de la calle, medio derruido, dice algo así como “La casa del grabador”.
Claramente, pienso que le haría bien un shock de marketing intenso. El local
está debajo de la escalera del hoy cerrado pero en otros tiempos,
glorioso teatro “El Taller”. Es sólo una puerta y no entra más de un cliente de
mi tamaño, o dos relativamente normales. Una vez adentro, te invaden imágenes de
la historia de la radiodifusión universal. Montañas de cables, radios,
grabadores, circuitos, parlantes, televisores de todas formas y tamaños y ese
olor característico que emanan luego de haber contado miles de veces las mismas
historias o miles de historias en miles de horas; tapan al mago y
propietario del negocio.
“Bueno,
yo le pregunto, total…” El tipo, testea el cargador y me dice que hay que
conseguir la ficha en una casa de electrónica y él me la cambia sin problemas.
Así de simple, así de rápido. “Ojo, me dice, si la encontrás, comprate varias,
con esto de las importaciones, cuesta mucho conseguirlas”. Pensé que me estaba
cargando. Nuevamente a recorrer casas de electrónicas y conseguí un par que se parecían bastante. Las
compré, me costaron 1,50 pesos cada una. ¿Se entiende, no? Algo más que 60
centavos de dólar las dos, pero tampoco es cuestión de derrochar dinero, por lo
que compre una de cada una, al fin y al cabo, no sabía si el asunto iba a
funcionar. Se las llevé al taller y me dice que al otro día lo tenía listo,
pero que lo llame para que no vaya innecesariamente. Un detalle: El taller abre
de 8.30 hs a 11.30 hs y de 15:00 hs a 19.30 hs. Los sábados, de 8.30 hs a 11.30
hs. Sacala.
En
definitiva, retiro a las 24 hs mi cargador, con toda la alegría del mundo, le
pago los 60 pesos del arreglo, llego a casa, enchufo la netbook y…… no anda. No
carga, nada, muerta, igual. Lo llamo al tipo y me dice: “Venite, traete la
máquina y vemos”. Al otro día, porque claramente no llegaba el mismo día,
cuando la ve, se da cuenta que el cargador está golpeado y me dice que lo deje
así lo desarma y ve que es lo que pasa. Unos tres días más tarde, me dice que
tuvo que desarmarlo y pegarlo entero, de paso le reforzó la nueva ficha porque
la original “no enganchaba bien de frente y por eso se te rompe”. Se portó
Alberto, así se llama y no me cobró un peso extra.
La
netbook me anduvo un día. Nada más. Suficiente para sacar algunos archivos
importantes. Igual se la lleve de nuevo y descubrimos que el mayor problema
estaba en la ficha pero “del lado de adentro” de la netbook y eso él ya no lo
arregla. Terminé en otro representante y me dice que ellos me la sueldan, pero
que cuesta 250 pesos. ¡Ni loco! Decido llevarla al service oficial de Mendoza
pensando que hubiese sido la mejor opción desde el inicio, la dejo 24 hs para
el presupuesto que, aún no entiendo porqué, me lo envían en dólares. Unos 260
pesos y 48 hs más tarde, me junto nuevamente con mi netbook arreglada aunque me
dicen que mejor compre un cargador original porque al que arregle la ficha no
llega a hacer contacto bien “la ficha no es 100% compatible” y me dan un correo,
ya que lo envían directamente desde Buenos Aires con un costo de envío de 20 dólares
más IVA, obvio, sumandole el costo del cargador chino original.
Me
rindo, me ganaron. Bajo la promesa de no comprar más productos electrónicos
cuya marca suene a instrumento musical, envío el correo pidiendo el cargador
original y recibo como respuesta que por el momento no están ingresando
cargadores y no tienen en stock.
Solución:
Vuelvo a Alberto, ajusta la ficha y el mundo sigue girando, al menos para mi
netbook.
Como indicaste: el proteccionismo es discrecional. En mi opinión, actualmente en la industria Argentina, el proteccionismo genera más distorciones que beneficios. Explicado de otra manera, se generan beneficios que no son equitativos ni los que la norma persigue. Beneficios económicos para los pocos que logran "montar un garage de ensamblado" y pegarle al producto final (fabricado 99% con piezas chinas) la etiqueta de "producido en Argentina".
ResponderEliminarFe de erratas: "distorsiones" jajaja.
ResponderEliminarBuen post, muy buen post.
ResponderEliminarTip: si bien entiendo la urgencia del caso, para otros con menos apuro siempre existe dealextreme.com que,por modicas chirolas te lo ponen en la puerta de tu casa.